Primeros pasos para abrir la escuela de danza
Lo primero fue dar con un local adecuado para la actividad que iba a desempeñar. Debía estar cerca del centro para que pudiesen llegar sus alumnos, y admitir la reforma que necesitaba. Con un presupuesto muy ajustado y a contrarreloj para abrir con el nuevo curso académico, nos encargó un expediente de actividad. Con este documento técnico, podría montar la academia en una antigua peluquería, reformando y aislando para tal fin.
Tratándose de un pueblo y un local pequeño (sólo trabaja ella), creía que los trámites serían sencillos, pero, admite, casi ha sido lo más complejo de llevar a cabo. La normativa contra el ruido es estricta; la actividad, que incluye baile flamenco (taconeo), supone mucho impacto; y el local, ubicado en el bajo de una vivienda, obligaba a aislar muy bien. Tuvimos que diseñar una “caja insonorizada”, duplicando paredes, suelo y techo independientes que impidiesen la trasmisión de vibraciones al resto del edificio.
La apertura de «El Ballet Júnior de Mónica»
El resultado es muy satisfactorio. Sus arrendadores viven arriba y no tienen ninguna queja. El local está muy bien aislado contra el frío, por lo que las clases se pueden desarrollar con mucha comodidad; no con el frío de un local sin acondicionar, “fundamental si además trabajas con niños”, nos cuenta.
Ya ha superado el primero curso con éxito, y afronta el siguiente con mucha ilusión y las clases llenas. Además de clases de ballet, flamenco y baile moderno para niños, ha abierto clases de zumba para adultos.
En su perfil de Facebook se puede seguir el progreso de sus jóvenes alumnos. Le deseamos lo mejor y que pronto nos vuelva a llamar para ampliar su academia.